enDansa ha desarrollado un proyecto piloto para hacer más inclusivo el barrio de Nazaret utilizando danza contemporánea. El proyecto ha contado con estudiantes y profesionales de arquitectura; vecinos y vecinas del barrio de Nazaret, especialmente personas mayores, y coreógrafos de danza contemporánea
- enDansa propone incorporar la danza como una nueva práctica docente a la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la UPV
- La innovadora propuesta enDansa contribuye al impulso de València como Capital Mundial del Diseño en 2022
El título enDansa, se inspira en la expresión en valenciano “Estar en dansa”: Fer alguna cosa, estar actiu o activa.
El proyecto ha sido diseñado y liderado por la cooperativa de arquitectura Fent Estudi, con la participación de la arquitecta y profesora Carla Sentieri de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de València.
En el marco de València, Capital Mundial del Diseño
La relación entre danza y arquitectura tiene una larga tradición. Walter Gropius, fundador y director de la famosa escuela alemana Bauhaus (1919-1932), escribía que una de las intenciones de la institución era reunir a todas las artes visuales, incluyendo la arquitectura y la obra escénica.
Posteriormente Oskar Schlemmer, jefe del estudio de escultura, creó el taller de escenario de la Bauhaus, donde utilizó la coreografía para explorar la relación entre el espacio y el movimiento.
Esta es la base de inspiración del concepto arquitectónico de moda desde enero de este año en la Unión Europea. Ursula Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, ha impulsado la Nueva Bauhaus Europea, que financiará proyectos arquitectónicos inclusivos y sostenibles que incluyan una propuesta estética. El concepto innovador de enDansa, alineado con la Nueva Bauhaus Europea, suma una nueva perspectiva al desarrollo de València como Capital Mundial del Diseño 2022.
El proyecto enDansa fue seleccionado en la convocatoria de Innovación Social y Urbana 2020 del Ayuntamiento de Valencia, y propone incorporar una nueva práctica docente a la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la UPV para percibir y analizar el espacio desde la experimentación del cuerpo, con todas sus diversidades.
Sentir el espacio que nos rodea: la calidad de la experiencia piloto
enDansa ha llevado a las personas mayores a bailar. Diez vecinos de Nazaret, la mitad de ellos mayores de 60 años, han participado en los talleres de danza contemporánea, tomando conciencia de su cuerpo y de la importancia del espacio en que se mueven. En los talleres también participaban estudiantes y profesores de arquitectura, y coreógrafos.
Los vecinos del barrio de Nazaret participantes en el proyecto valoraron muy positivamente la calidad de la experiencia, más allá de la funcionalidad.
“He sentido que yo era igual que los demás, formaba parte del sistema”. (Vecino de Nazaret)
“Caemos en el error de pensar más en cómo vamos a poner la puerta, que en cómo van a cruzarla”. (Alumna de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de València (UPV) y participante de los talleres)
Los talleres de movimiento han estado dirigidos por el bailarín, coreógrafo y pedagogo Vicent Gisbert Soler, encargado del taller de movimientos.
En palabras del coreógrafo Gisbert Soler: “La danza contemporánea puede aportar nuevas vías a la enseñanza de la arquitectura en la ciudad. Permite tomar conciencia del cuerpo y el espacio, no pensar siempre desde lo mental, sino desde sentir”.
Dos personas mayores del barrio de Nazaret, Toni Vivó Lozano y Catalina Socías, han participado en una muestra final de alta calidad artística.
Evaluación del proyecto
Barbara Branchini, de Kveloce I+D+I, politóloga y especializada en la evaluación de programas y políticas públicas, ha sido la encargada de la evaluación del proyecto. “Para la parte cuantitativa estábamos interesados en conocer las competencias adquiridas por los alumnos de percepción e inclusividad del espacio. Para la parte cualitativa, mediante la observación y diferentes encuestas y entrevistas grupales, nos interesaba conocer el cambio en sus percepciones durante las actividades. Han despertado experiencias muy íntimas entre personas que no se conocían”.
Con la información recopilada y analizada a lo largo del proyecto piloto, se ha elaborado un catálogo de intervenciones que se ha entregado al Ayuntamiento de Valencia, junto con una guía metodológica de introducción de la danza contemporánea en la enseñanza de la arquitectura y el urbanismo (Guia metodològica d’introducció de la dansa contemporània en l’ensenyança de l’arquitectura i l’urbanisme per a generar ciutats més inclusive) dirigida a adaptar espacialmente el barrio de Nazaret a las necesidades de las personas mayores.
“Con enDansa dimos a los vecinos de Nazaret un lenguaje distinto para luchar por la remodelación de su barrio”, Vicent Gisbert.
Los vecinos de Nazaret, un barrio del extrarradio de València, llevan años en “lucha”, reclamando servicios y mejoras en una zona olvidada. Un día tuvieron playa y vistas al mar, pera la construcción de un gran puerto estrechó su horizonte y quedó incomunicado del centro de la ciudad. La remodelación de Nazaret, convertirlo en territorio inclusivo y amable, se convirtió en el objetivo de un proyecto extraordinario, enDansa, extraordinario porque propuso a los vecinos del barrio y a estudiantes de arquitectura de València pensar en la mejora de ese entorno olvidado a partir de la danza contemporánea.
enDansa es un proyecto diseñado y liderado por la cooperativa de arquitectura Fent Estudi y ha contado con Kveloce I+D+i en su evaluación. La innovadora propuesta consiste en introducir la danza contemporánea en el estudio de la arquitectura y el diseño de los espacios públicos de la ciudad, y lo puso en práctica con el desarrollo de un proyecto piloto en el barrio de Nazaret.
Para llevarlo a cabo, enDansa contó con el bailarín, coreógrafo y pedagogo Vicent Gisbert Soler, encargado del taller de movimientos. Gisbert ha desarrollado numerosos proyectos pedagógicos, como “Huellas, danzar para transformar” (2019), “Bailar nos hará más libres” (2019/2020) y “El món al revés” (2022).
¿En qué consiste tu participación en enDansa?
Me encargué de los talleres de movimiento. Nos pilló en plena pandemia, así que tuvimos que adaptarnos y cambiar fechas y tiempos. Pero fueron cuatro talleres de danza contemporánea con los estudiantes de arquitectura, tres con las personas mayores y otras tres sesiones conjuntas.
¿Habías trabajado alguna vez con personas mayores?
Con un grupo específico de gente mayor no había trabajado nunca.
¿Qué esperaban los vecinos de Nazaret de enDansa?
El grupo de personas mayores con las que trabajamos en enDansa tiene una problemática común, la vivencia en el barrio de Nazaret. Está en el extrarradio, y de algún modo “abandonado”, con pocos servicios y conexión con el centro de la ciudad. Ellos lo que buscaban en enDansa eran soluciones rápidas a sus problemas. Llevan mucho tiempo “luchando” para que el barrio tenga visibilidad y los servicios que otros barrios de València más céntricos tienen desde hace muchos años. Esperaban soluciones desde el primer momento, pero el taller se basaba en una experiencia que no ofrecía soluciones rápidas, sino que necesitaba de ese trabajo interior para luego, poco a poco, empezar a ver qué es lo que hacíamos con todo lo vivido.
La primera reacción de las personas mayores ante la propuesta era de extrañeza. Se preguntaban cuál era el sentido de esto. A medida que fueron pasando las sesiones, se dieron cuenta del poder que tiene el mundo artístico y la posibilidad de expresar lo que ellos necesitan, cómo se sienten en ese momento de transformación, de cambio. Interiorizaron el poder que les da una herramienta como la danza para poder comunicar lo que quieren. Fue un momento súper bonito. Les ofrecíamos otro lenguaje y otra manera distinta de protesta, distinta a hacer una manifestación, o escribir una pancarta.
¿Y los estudiantes de arquitectura? ¿Qué les aportó a ellos?
Para los alumnos de arquitectura, fue muy valorada la experiencia de poder abordar sus proyectos desde un lugar que no es teórico. Están acostumbrados a atender a sus clases en la universidad, siempre desde lo teórico. Así que les resulta realmente interesante poder proyectar a partir de una experiencia tan práctica como la danza, añadir a sus estudios una parte más creativa, más libre. En los talleres les marcaba unos ejercicios, unas pautas de trabajo, pero siempre se daba cierta libertad a que cada uno lo trabajara desde su lugar. Ellos destacaban mucho en sus comentarios que era la primera vez que un trabajo dentro de la universidad les permitía ser creativos.
¿Hacías talleres distintos para un grupo y para otro?
Trabajábamos por separado con los dos grupos, pero luego hubo un momento de comunicación. Y a partir de esa comunicación surgieron otro tipo de actividades, como fue una muestra que realizamos en la Carme Teatre de València.
¿Hicisteis una muestra en un teatro de València?
Sí, y fue muy importante la muestra que hicimos en el teatro y se presentó al público. En ese momento saltó un “clic” fundamental en las personas mayores, fue como si vieran: “¡Ah, vale, esto sirve para algo!”. Sintieron que todo lo que estábamos haciendo podía tener una funcionalidad para buscar soluciones, y para expresar esos sentimientos que ellos tienen ante la hostilidad de su barrio, un nuevo lenguaje para pedir lo que quieren cambiar.
¿La propuesta de unir artes escénicas a la arquitectura tiene como base la escuela alemana Bauhaus?
Esto es algo que comentábamos mucho en las reuniones. Comentábamos que tendemos a separar disciplinas, encasillarlas, definir los formatos y a trabajarlos por separado. enDansa ofrecía poner en contacto dos disciplinas que a priori nadie diría que tienen algo que ver. Y efectivamente la Bauhaus fue una escuela pionera en empezar a romper esos límites entre disciplinas. Propone la creatividad no solo en la arquitectura, sino en todo el diseño, de objetos, de muebles… Tiene una visión artística de unión de disciplinas, propone romper esos límites entre formatos. Para mí la danza y la arquitectura tienen muchísimo en común: sentir y vivir el cuerpo en el espacio. Ni la danza ni la arquitectura existirían si no fueran por el movimiento del cuerpo en el espacio.
¿Qué aporta enDansa para la remodelación de espacios públicos?
En lo concreto, enDansa elaboró una guía, para que se pueda exportar la experiencia a otras ciudades, describiendo qué condiciones debería tener una ciudad adaptada y pensada para la gente mayor. Si está adaptada y pensada para la gente mayor, está adaptada y pensada para todos, porque los mayores son los que tienen más necesidades.
¿Te parece que enDansa amplía el horizonte de las propuestas de València Capital Mundial del diseño 2022?
Sí, claro. Siempre que busquemos conexiones entre distintas disciplinas podemos ayudar a enriquecer. Incorporar a un evento relacionado con el diseño la danza contemporánea, una disciplina distinta, puede enriquecerlo y complementarlo. El conocimiento creo que no hay que entenderlo como cajones separados, encontrar y favorecer conexiones lo enriquece.
¿Deberíamos bailar más para solucionar conflictos? ¿Deberían bailar en la OTAN?
(Sonríe) Sí, sí. Creo que se ven las cosas de otra manera cuando intentamos vivirlas desde otro lugar que no es sólo intelectual o el de la razón, que no es que me parezca lugares malos, pero hoy en día creo que hay un exceso de intelectualidad, y está bien abrirse a los sentidos. Creo que sí, ayudaría bailar más para solucionar conflictos.
‘enDansa: haciendo barrio para los mayores’ es un proyecto seleccionado en la convocatoria de Innovación Social y Urbana 2020 del Ayuntamiento de Valencia, que propone incorporar una nueva práctica docente en la Escuela de Arquitectura de la UPV para percibir y analizar el espacio desde la experiencia del cuerpo, con todas sus diversidades.
Fotografías: ©enDansa. Toni Marín